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domingo, 17 de febrero de 2013

La investigación en los estudios de postgrado

La investigación como proceso orientado a la construcción de conocimiento es uno de los espacios más completos para que los y las estudiantes de postgrado desarrollen las competencias necesarias para reflexionar sobre su práctica y decidan mejorarla. La sociedad actual, cada vez más compleja y cambiante, se presenta ante nosotros como una posibilidad o como una amenaza. Como una posibilidad porque nos exige cada vez más, insertarnos en ese mundo maravilloso del “conocer”, en el cual leer un libro se constituye en un dialogo múltiple, que se establece no solamente entre el autor y el lector, sino que ese libro se convierte en una puerta que conduce a otras vistas, otros entornos, otros mundos, físicos o virtuales que van configurando o reconfigurando nuestros propios constructos mentales. El cambio y la complejidad, se convierte en amenaza cuando sentimos que altera nuestra “aparente calma”, el “equilibrio” que es consecuencia del conformismo o del miedo a darnos cuenta que nos vamos quedando estancados con respecto al conocimiento actual. Hablar de “hacer investigación” implica reflexionar sobre nuestras más profundas concepciones, aquellas que se han construido a través de toda nuestra vida. Significa, realizar un proceso de evaluación metacognitiva que nos ubique en el aquí y en el ahora, indicándonos cuanto de nuestro “hacer” es pertinente y cuanto de nuestro “ser” se ha quedado en el olvido. Es poner en tela de juico nuestras propias concepciones, nuestras percepciones, nuestros sentimientos y emociones. Hacer investigación, implica analizar el nivel de flexibilidad de es nuestra mente. Darnos cuenta que nuestro maravilloso cerebro está esperando para iniciar esa carrera que le permita comenzar a crear y a creer que el cambio es posible. Como dice Morín (1999), en su libro los 7 saberes necesarios para la educación del futuro: “Debemos comprender que hay condiciones bioantropológicas (las aptitudes del cerebro <-> mente humano), condiciones socioculturales (la cultura abierta que permite los diálogos e intercambios de ideas) y condiciones noológicas (las teorías abiertas) que permiten «verdaderos» interrogantes, esto es, interrogantes fundamentales sobre el mundo, sobre el hombre y sobre el conocimiento mismo, que necesariamente deben ser resueltos a través de la investigación. Es ineludible que los profesionales que trabajamos con seres humanos, comencemos a entender que cada una de esas personas, hombres y mujeres, de todas las edades, de todas las condiciones, es decir en su diversidad, son seres multidimensionales, con una personalidad compleja, no complicada, que necesitan desarrollar su humana comprensión y su identidad planetaria. Los varios años que vengo compartiendo la experiencia retadora de hacer docencia en cursos de investigación, me ha permitido conocer a diferentes profesionales, sobre todo a profesores y profesoras de diferente nivel educativo, muchos de los cuales han comprendido a plenitud el significado de la expresión de Paulo Freire con respecto a que “no hay docencia sin discencia” y se han involucrado con alegría en esa dura tarea de investigar. Estoy segura que ellos y ellas revertirán lo aprendido en la mejora de la calidad de la educación en cada una de las instituciones en las que se desenvuelvan y sobre todo en sus propias interacciones sociales. Porque han reflexionado que los hombres y las mujeres somos mucho más que simples receptores, que solamente esperamos “aprender” a llenar un formato, sino que los maestros las maestras del Perú, somos seres inteligentes que creemos en la posibilidad de transformar nuestro entorno, transformándonos nosotros mismos.

Hermila Amoroto
Docente de la Escuela de Postgrado de la UCV